LA VIDA EN UN MINUTO, POR ESTELA PUYUELO

Ronda Somotano(http://www.rondasomontano.com/articulo.jsf) Estela y Jose Luis con Santiago Fumaz.
Un momento de la presentación, presidida por Antonio Cosculluela
El público lleno la sala.
Estela Puyuelo firmando ejemplares

‘La vida en un minuto’ da título a la publicación que retrata la labor de Santiago Fumaz y la sociedad altoaragonesa de su época como fotógrafo ambulante. El máximo responsable provincial, Antonio Cosculluela, ha presentado el trabajo cuyo hilo conductor es parte del fondo fotográfico de Santiago Fumaz que conserva la Fototeca de la Diputación de Huesca.
La fotografía popular de la provincia de Huesca aparece recogida por primera vez en un libro. “La vida en un minuto” es la biografía de Santiago Fumaz Cazcarra, el retratista de Fonz, que a sus 96 años puede ver su vida y sus fotografías recogidas en un volumen. La publicación es también el documento histórico de la sociedad altoaragonesa durante la época que va desde la posguerra a la llegada de la democracia.

El máximo responsable provincial, Antonio Cosculluela, presentó en la tarde del sábado en Fonz el trabajo cuyo hilo conductor es parte del fondo fotográfico de Santiago Fumaz que conserva la Fototeca de la Diputación de Huesca. La primera palabra que pronunció el Presidente fue “gracias”, un agradecimiento que dirigió especialmente a Santiago Fumaz y a su familia porque “ni este acto, ni el libro que presentamos podrían haber sido posibles sin ellos”, dijo Cosculluela.

Junto a Antonio Cosculluela, han participado en el acto de presentación el Presidente de CEHIMO, Joaquín Sanz, el alcalde de Fonz, Enrique Badía, el consejero de Cultura de la Comarca del Cinca Medio, Eduardo Pueyo, los autores del libro, Estela Puyuelo y José Luis Pano, y el protagonista Santiago Fumaz.

“La vida en un minuto” recupera la mirada de Santiago Fumaz, quien supo del poder de la imagen para hacer futuro, para narrar historias, y que con sus viajes por la provincia y sus alrededores durante cuatro décadas se ha convertido en testigo fundamental de la memoria visual del Alto Aragón. En las trescientas páginas del libro, salpicado de anécdotas narradas por el propio Fumaz, aparece un foncense polifacético, de gran personalidad y de un sentido del humor todavía mayor.

Tal y como comentó el Presidente de la Diputación, Santiago Fumaz “se muestra ante nuestros ojos como el amigo de la gente de los pueblos del Alto Aragón”. “Alguien que siempre se ha dedicado a retratar a los demás, se merecía un retrato como éste”, señaló Cosculluela.

A través de 360 imágenes, se articula una narración visual que muestra las fiestas de la posguerra, orquestas, romerías, bodas, corridas de toros y multitud de retratos, en los que se ven reflejados multitud de habitantes del Alto Aragón. Estela Puyuelo y José Luis Pano son los autores de la publicación que ha sido editada por el Centro de Estudios de Monzón y el Cinca Medio (CEHIMO), en colaboración con el Gobierno de Aragón, la Comarca del Cinca Medio y la Diputación Provincial de Huesca.

El fondo fotográfico

Aunque parte del archivo fotográfico ve ahora la luz, tras el volumen existe un largo trabajo de la Fototeca de la Diputación -con la ayuda de los autores del libro- para la catalogación, sistematización y digitalización de un fondo que a día de hoy supera los 23.000 negativos. A comienzos de 2004 se formalizó la cesión de más de 15.0000 entre la Diputación y Santiago Fumaz, a los que hace poco más de un año se sumaron otros 8.000 negativos que Fumaz y su familia fueron recopilando durante los últimos años. Se trata de uno de los más amplios archivos fotográficos que ha digitalizado la Fototeca y el libro creado por José Luis Pano y Estela Puyuelo es el primero en el que un fotógrafo ambulante se estudia con profundidad.

Con la adquisición en 1989 del fondo Compairé nacía la Fototeca Provincial y con ella la Diputación se convirtió en pionera en Aragón en las tareas de conservación y difusión del patrimonio fotográfico. Así hasta el día de hoy en el que es centro de referencia para documentar la historia de la fotografía en el Alto Aragón, con más de 60.000 fotografías catalogadas y otras tantas pendientes de su archivo sistematizado.

“Pero una de las características más importantes para hablar de lo que hoy es la Fototeca radica en la suma de voluntades y esfuerzos. Todo ha sido posible y será posible gracias a la colaboración de asociaciones, entidades e instituciones, pero, sobre todo, de tantos y tantos altoaragoneses que, como Santiago Fumaz, han facilitado el acceso a sus fondos”, quiso destacar el Presidente de la Diputación, “porque entienden que la fotografía es patrimonio histórico común”.

Las imágenes recuperadas tras el laborioso empeño de muchos descubren en este libro todo su potencial a modo de auténticos relatos en los que aparecen más de doscientas localidades altoaragonesas.

El testimonio de Santiago Fumaz también tiene un gran valor para la historia oral altoaragonesa, así lo vieron también los autores del libro y se ha incorporado al archivo que en este ámbito tiene el Instituto de Estudios Altoaragoneses.

Santiago Fumaz

Santiago Fumaz nació en Fonz (Huesca), en 1912. Su primer oficio fue el de peón de albañil, pero a los 18 años una pierna le quedó inutilizada al caer de un andamió. Aprendió “de zapatero” y “de barbero”, pero la llegada de la guerra y de la emigración le ofrecieron una nueva posibilidad allí donde lo visual acerca lo ausente: la fotografía.

En 1938 comenzó su andadura como fotógrafo ambulante y para ello utilizó en los primeros años las llamadas “cámaras del minuto”, de las que todavía conserva dos y que han dado pie para el título del libro. Eran cámaras oscuras con obertura en la que se introducían las manos para hacer el revelado foto a foto inmediatamente después de su realización. Se hacían directamente sobre el papel por lo que no se conservan negativos. Con un carro (“la churrería”) y una caballería empezó a recorrer el Alto Aragón y sus alrededores, en las provincias de Zaragoza y Lérida, retratando las gentes de los lugares de fiesta en fiesta.
Compatibilizó su trabajo de fotógrafo ambulante en verano con el de zapatero en invierno. A partir de los años 50 ya compra cámaras con negativo de 35 mm. Su archivo conserva esos negativos hasta su retirada en los años 70.

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